4/12/07

Poema LI

Mentira. Si lo hacía de engaños,
y nada más. Ya está. De otro modo,
también tú vas a ver
cuánto va a dolerme el haber sido así.

Mentira. Calla.
Ya está bien.
Como otras veces tú me haces esto mismo,
por eso yo también he sido así.

A mí, que había tanto atisbado si de veras
llorabas,
ya que otras veces sólo te quedaste
en tus dulces pucheros,

a mí, que ni soñé que lo creyeses,
me ganaron tus lágrimas.
Ya está.

Mas ya lo sabes: todo fue mentira.
Y si sigues llorando, bueno pues!
Otra vez ni he de verte cuando juegues.

24/11/07

En torno a la libertad artística

- Protesto, - me decía un poeta “au dessus de la melée”- de que el artista y el escritor se sometan al yugo de ningún gobierno ni clase social, así sean estos el partido soviético y la clase proletaria. El artista y el escritor no tienen nada que ver con la política de partidos y de clases y deben trabajar en su arte, dentro de una libertad y una independencia absolutas.

- ¿Cree usted –le argumenté- que ha habido en la historia escritores y artistas libres e independientes desde este punto de vista?

- Naturalmente. Hoy mismo, ahí tenemos a Bernard Shaw, Stravinsky, Picasso, Chaplín.

- ¿Sí? ¿Libres de qué? ¿Independientes de qué?

- De la política de Chamberlain, de Stalin, de Chautemps, de Roosevelt.

- Alto ahí. Entendámonos. Póngase el caso de que un día Picasso pinte un Laval cubista, haciendo sablear por la policía de Lille a los tejedores franceses, porque reclaman un aumento de salarios. ¿Qué ocurriría? Ocurriría esto: en primer lugar, ni M. Rosenberg “marchand” de Picasso- ni ningún otro “marchand de tableaux” de París querría exponer ese lienzo al público en su galerías; en segundo lugar, al público de la rue de la Boétie –público “chic”, “le tout París cultivé et riche”, capaz de comprar los cuadros carísimos de Picasso- se indignaría y hallaría el tema hasta el desarrollo artístico del lienzo, “droles”, de mal gusto, truculentos y, por último, enojosos, cuando no “pas interessants” (¡y ya sabemos por qué!); en tercer lugar, la crítica de “Le Temps”, de “Le Figaro”, de “Paris Midi”, etc..., pondrían el grito en el cielo; y, en cuarto lugar, la policía secreta del famoso M. Chiappe visitaría una tarde a Picasso y le haría una notificación, por cierto, no muy agradable. Total, el pintor perdería en su prestigio y, consiguientemente, en su cartera, aparte de quedar sometido a una vigilancia sorda y alevosa, que puede terminar con el artista en Irún. ¿En qué quedo la libertad del pintor? Y conste que el tema del cuadro no sería invención de Picasso, sino tomado de la realidad de lo sucedido en Julio de 1930, cuando Laval era Ministro de Trabajo. Y conste, en fin, que las tragedias y –más si son sociales- contienen sugestiones artísticas de primera categoría.

- Pero, precisamente –me decía un poco vencido, el poeta “au dessus de la melée”- el artista no debe meterse en temas políticos. Picasso no pintará nunca un cuadro semejante y, así, no le acontecerá jamás lo que usted dice...

- Claro, Desde luego. Picasso y los demás artistas “libres” no se meten en temas políticos por eso: para que no les suceda nada. Desconocen la frase de Zola: “Yo no puedo callar, porque no quiero ser cómplice”. Es muy cómodo ver los toros de lejos. ¿Qué importa que esos temas tengan, por sí mismos, una grandeza temática extraordinaria? Pero de meterse en ellos, adiós “libertad”.

- Pero Picasso, como otros grandes artistas, está lejos de hacerlo por cobardía y egoísmo...

- Ya, ya...Se trata de un egoísmo inconsciente y de una dependencia a la clase y al Estado Burgués, asimismo inconsciente.

- Supongamos que así fuese. Pero de ahí a someterse con plena conciencia a un Estado y a una clase social, como lo hacen, por desgracia, los escritores y artistas rusos, hay un abismo y no hay una comparación posible.

- De acuerdo. No hay comparación posible. Mientras los artistas y escritores burgueses están sometidos a los Estados y clases capitalistas –basados en la explotación de la mayoría por unos cuantos parásitos, llamados patrones, en la injusticia más infame y en contradicciones crecientes, que están precipitando esos sistemas en la descomposición y la debacle irremediable- los escritores y artistas bolcheviques se someten, espontánea, racional y conscientemente (usted mismo lo ha dicho) a la dictadura proletaria y a la clase obrera y campesina, que lucha por implantar en el mundo la igualdad económica y la justicia social y que lleva en sus entrañas la salud y la dicha de la humanidad. Vosotros vais atados a un carro que está despeñándose al abismo y no tiene salvación; nosotros vamos atados a un carro que marcha hacia el porvenir. En cuanto a la libertad, - no absoluta como ustedes la conciben, sino relativa - ella alcanzará su máxima expresión en la sociedad socialista, creada, precisamente, por la revolución proletaria.

El poeta “au dessus de la melée” se quedó viéndome.

Dime como escribes y te dire lo que escribes.

La técnica no se presta mucho, como a simple vista podría creerse, a falsificaciones ni a simulaciones. La técnica, en política como en arte, denuncia mejor que todos los programas y manifiestos la verdadera sensibilidad de un hombre. No hay documento más fehaciente ni dato más auténtico de nuestra sensibilidad, como nuestra propia técnica.
Creen muchos que le técnica es un refugio para el truco o para la simulación de una personalidad. A mí me parece que, al contrario, ella pone siempre al desnudo lo que, en realidad, somos y adónde vamos, aun contradiciendo los propósitos postizos y las externas u advenedizas cerebraciones con que quisiéramos vestirnos y aparecer.

La responsabilidad del escritor

Me refiero ahora al aspecto de la responsabilidad del escritor ante los momentos más graves de la Historia. Este aspecto pobre de conciencia profesional del escritor.
Hablemos un poco de esa responsabilidad, porque creo que en este momento, más que nunca, los escritores libres están obligados a consustanciarse con el pueblo, hacer llegar su inteligencia a la inteligencia del pueblo y romper esa barrera secular que existe entre la inteligencia y el pueblo, entre el espíritu y la materia. Estas barreras, lo sabemos muy bien, han sido creadas por las clases dominantes anteriores al dominio de la monarquía. Creo, pues, necesario llamar la atención de los escritores, diciéndoles que es necesario, no que el espíritu vaya a la materia, como diría cualquier escritor de la clase dominante, sino que es necesario que la materia se acerque al espíritu de la inteligencia, se acerque a ella horizontalmente, no verticalmente; esto es hombro a hombro.
Jesús decía: "Mi reino no es de este mundo". Creo que ha llegado un momento en que la conciencia del escritor revolucionario puede concretarse en una fórmula que reemplace a esta fórmula, diciendo: "Mi reino es de este mundo, pero también del otro".
Por desgracia, la conciencia de la responsabilidad profesional del escritor no está bastante desenvuelta entre la mayoría de los escritores del mundo. La mayor parte de los escritores están al lado del fascismo porque carecen de esta conciencia profesional, de esta conciencia de su acción, de su historia; pero nosotros tenemos de nuestro lado lo mejor del pensamiento del mundo, lo mejor en calidad.
Otra prueba de que la conciencia de la responsabilidad del escritor no están bastante desarrollada es que en las horas difíciles por que atraviesan los pueblos, la mayor parte de los escritores se callan ante las persecuciones de los gobernantes imperantes; nadie pronuncia una palabra en contra, y ésta es una actitud muy cómoda. De desear sería que estas horas de lucha en que la policía, la fuerza armada, están amenazando la vida, la actividad de los escritores y del pueblo entero, que estos escritores levanten su voz en estas horas y que tengan el valor de protestar de esta tiranía, de esta actitud.
Los responsables de lo que sucede en el mundo somos los escritores, porque tenemos el arma más formidable, que es el verbo. Arquímedes dijo: "Dadme un punto de apoyo, la palabra justa y el asunto justo, y moveré el mundo"; a nosotros, que poseemos ese punto de apoyo, nuestra pluma, nos toca pues, mover el mundo con esta arma.
Naturalmente, el problema se reduce a un problema de tipo personal y de interés de los propios escritores, porque no movilizamos nuestras plumas, no estamos contra los gobiernos, contra la prensa enemiga, contra los escritores llamados neutrales.
En la mayoría de los casos, los escritores no tenemos heroicidad, no tenemos espíritu de sacrificio. Charloi decía: "Nosotros los escritores, tenemos una verguenza enorme que nos hace bajar la cabeza, y es la de ser escritores".
Hora es de asumir vuestro papel valerosamente, tanto en las horas en que estamos bajo un gobierno propicio, como también en las horas en que estamos bajo un gobierno adverso.
Hemos venido con un objeto, hemos venido en una misión profesional, que consiste en darnos cuenta de la materia prima que debe tener cada escritor creador, cual es el contacto con la realidad, que hoy más que nunca puede darnos frutos.
Para nosotros los escritores revolucionarios, un hombre culto es el hombre que contribuye individual y socialmente al desarrollo de la colectividad en un terreno libre de concordia, de armonía y justicia por el progreso común individual.
Hay algunos compañeros intelectuales que se hayan preguntado: ¿Es posible que el concepto de cultura se hay tamizado hasta el punto que el hombre tenga que ser el esclavo de lo que ha hecho sacrificando su vida en servicio de una cultura, de un cuadro de pintura?" Para nosotros, el concepto de cultura es otro; creemos que los museos son obras más o menos perecederas de capacidad más gigantesca que tiene el hombre, y querríamos que en un radio de ensueño artístico, de ideal casi absurdo, querríamos, digo, que en esta contingencia trágica del pueblo suceda lo contrario. Que en medio de una batalla de las que libra el pueblo y el mundo entero, los museos, los personajes que figuran en los cuadros hayan recibido tal soplo de vitalidad que se conviertan también en soldados en beneficio de la Humanidad. Es necesario darnos cuenta de nuestra misión aquí.
Nota: Extraído del discurso dado en España, 1937, durante el "II Congreso Internacional de Escritores Revolucionarios Antifacistas", denominado "Congreso para la Defensa de la Cultura".

Regla gramatical

La gramática, como norma colectiva en poesía, carece de razón de ser. Cada poeta forja su gramática personal e instransferible, su sintaxis, su ortografía, su analogía, su prosodia, su semántica. Le basta no salir de los fueros básicos del idioma. El poeta puede hasta cambiar, en cierto modo, la estructura literal y fonética de una misma palabra, según los casos. Y esto, en vez de restringir el alcance socialista y universal de la poesía, como pudiera creerse, lo dilata al infinito. Sabido es que cuanto más personal (repito, no digo individual) es la sensibilidad del artista, su obra es más universal y colectiva.

Poesía e Impostura

Hacedores de símbolos, presentaos desnudos en público y sólo entonces aceptaré vuestros pantalones.
Hacedores de imágenes, devolved las palabras a los hombres.
Hacedores de metáforas, no olvidéis que las distancias se anuncian de tres en tres.
Hacedores de linduras, ved cómo viene el agua, por sí sola, sin necesidad de esclusas; el agua, que es agua para venir, mas no para hacernos lindos.
Hacedores de colmos, se ve de lejos que nunca habéis muerto en nuestra vida.

El problema obrero

La humanidad se halla de pronto ante un problema (el obrero) que conteniendo todos los demás problemas humanos (morales, artísticos, etc) la espanta a ella misma, y no puede resolverlo con la razón y el consciente, so pena de abdicar sus derechos clasistas la burguesía. Es entonces que el pensamiento burgués se evade de la razón y del consciente y se hunde en el inscosciente, en la superrazón y en la libido freudeana. Y todo porque no tiene valor de utilizar su razón justamente en la solución del gran problema obrero, que traerá la solución de todos los otros problemas universales.

11/11/07

Si no he de ser libre hoy....

El libro ha nacido en el mayor vacío. Soy responsable de él. Asumo toda la responsabilidad de su estética. Hoy, y más que nunca quizás, siento gravitar sobre mí, una hasta ahora desconocida obligación sacratísima, de hombre y de artista: ¡la de ser libre! Si no he de ser libre hoy, no lo seré jamás. Siento que gana el arco de mi frente su más imperativa fuerza de heroicidad. Me doy en la forma más libre que puedo y ésta es mi mayor cosecha artística. ¡Dios sabe hasta dónde es cierta y verdadera mi libertad! ¡Dios sabe cuánto he sufrido para que el ritmo no traspasara esa libertad y cayera en libertinaje! ¡Dios sabe hasta qué bordes espeluznantes me he asomado, colmado de miedo, temeroso de que todo se vaya a morir a fondo para que mi pobre ánima viva!.
Nota: Comentario propio de César Vallejo cuando publicó el libro "Trilce"

10/11/07

Soneto

El día toca a su fin. De la cumbre
de un enorme risco baja el rebaño
pastor garrido, que con pesadumbre
toca en su quena un yaraví de antaño.

El sol que lento cae, con su lumbre
dá un tinte de misterio y de tristeza
á un campo de solemne soledumbre.
La aura pasa suave. La noche empieza.

La choza pastoral está á la orilla
de un río de corriente silenciosa;
hila en la puerta una india candorosa.
.…………………………………….
Después los labradores en cuadrilla
rendidos se recogen a la choza
………………………………………
Dá las seis el reloj de una capilla……



Nota: El primer poema publicado por el poeta César Vallejo ."Soneto" fue publicado en la revista "El minero ilustrado", en Cerro de Pasco, Perú, el 6 de diciembre de 1911. Este poema fue encontrado por el profesor peruano Hugo Arias Hidalgo cuando realizaba sus investigaciones de posgrado de la Universidad Hermilio Valdizán de Huánuco.


Nota periodística del portal La Ventana

La liga de las naciones

Los problemas sociales no pueden ser resueltos sino por la ciencia, y la ciencia, en este caso, se reduce puramente a la economía....

La Liga de las Naciones no es más que una Liga de los imperialismos, que trata de resolver los conflictos financieros resultantes de la evolución histórica de la sociedad burguesa, repartiéndose la totalidad de las riquezas y fuerzas productivas del mundo...

Mientras tanto, las contradicciones económicas del capitalismo se agravan más y más....

Fragmetos del artículo "El último discurso de Briand", Setiembre 1929

7/11/07

Entrevista Dos

César Vallejo ¿a qué viene usted?
Pues a tomar café.

¿Cómo empezó a tomar café en su vida?
Publiqué mi primer libro en Lima. Una recopilación de poemas: Heraldos Negros. Fue el año 1918.

¿Qué cosas interesantes sucedían en Lima en ese año?
No sé... Yo publicaba mi libro..., por aquí se terminaba la guerra... No sé.

¿Qué tipo de poesía hizo usted en sus Heraldos Negros?
Podría llamarse poesía modernista. Encajaban, sí, en un modernismo español, en un sentido tradicional con lógicas incrustaciones de americanismos.

¿Recuerda, usted...?
Pablo Abril, presente en la entrevista, es quien la recuerda:
“Qué estará haciendo ahora mí andina y dulce Rita/ de junco y capulí; ahora que me asfixia Bizancio y que dormita/ la sangre, como flojo coñac, dentro de mí”
Lo ha recitado César Vallejo mal, muy mal; pero no tan mal que yo no aprecié las excelencias de esta estrofa, que revela, y más si se la mira con el sentido histórico de su fecha, un auténtico fino poeta. En ella veo, por lo pronto...
Veo por de pronto, amigo Vallejo, algo importantísimo en un poeta y sin cuya condición no me interesan ni los poetas ni los prosistas ni las locomotoras; la precisa adjetivación: “flojo coñac”
La precisión me interesa hasta la obsesión. Si usted me preguntara cuál es mi mayor aspiración en estos momentos, no podría decirle más que esto: la eliminación de toda palabra de existencia accesoria, la expresión pura, que hoy mejor que nunca habría que buscarla en los sustantivos y en los verbos... ¡ya que no se puede renunciar a las palabras!...
Vallejo busca un libro, que yo he traído al café, y elige lo siguiente:
“La creada voz rebélase y no quiere ser malla, ni amor./ Los novios son novios en eternidad,/ Pues no deis 1, que resonará al infinito. Y no deís 0, que callará tanto,/ hasta despertar y poner de pie el 1”

Muy bien ¿Quiere decirme por qué se llama su libro “Trilce”? ¿Qué quiere decir “Trilce”?
Ah, pues “Trilce”, no quiere decir nada. No encontraba, en mi afán, ninguna palabra con dignidad de título, y entonces la inventé; “Trilce” ¿No es una palabra hermosa? Pues ya no pensé más: “Trilce”.

¿Cuándo llega usted a Europa, a París, Vallejo?
En 1923, con “Trilce” publicado el año anterior.

¿Usted no conocía a los modernos poetas franceses?
Ni a uno, El ambiente de Lima era otro. Había alguna curiosidad; pero concretamente yo no me había enterado de muchas cosas.

¿Cómo pudo hacer ese libro entonces, ese libro que, incluso como poesía verbalista, pregona conocimientos de toda clase?
Me dí en él sin salto desde los Heraldos negros. Conocía bien los clásicos castellanos. Pero creo, honradamente, que el poeta tiene un sentido histórico del idioma, que a tientas busca con justeza su expresión.

¿Qué gente conocía usted en París?
Poca. Desde luego no busqué escritores. Después encontré a un chileno, Vicente Huidobro, y aun español, Juan Larrea.

Para terminar, amigo Vallejo, ¿obras inéditas?
Un drama escénico: “Mámpar”. Un nuevo libro de poesía.

¿Qué título?
Pues... “Instituto Central del Trabajo”
Anotación: El 27 de enero de 1931, César Gonzáles Ruano publicó en el desaparecido Heraldo Negro de Madrid una curiosa entrevista, hecha a un escritor peruano apenas conocido. Esta es, probablemente, una de las dos únicas entrevistas hechas al universal poeta peruano.

Carta a Pablo Abril

París, le 29 octubre 1927

Les Grands Journaux
Etc.

Mi querido Pablo:

Le agradezco de todo corazón cuanto ha hecho por mí para cobrar la beca de setiembre. Esos dineros han llegado a su hora y esto es doble motivo para agradecérselo, querido Pablo.
Ha hecho usted bien en tomar algunas pesetas de allí. Por qué no tomó más? Me mortifica que así no lo haya hecho, desde que sabe usted cuánto fraternizo con sus angustias y dificultades de todo orden. Además, hemos podido compartir por amistad esos dineros, puesto que, según veo, usted lo necesitaba. Por lo demás, no se preocupe del envío de esa pequeñez lo que me da pena es que mi situación no me permita serle útil en alguna cosa. Ya le he dicho cómo vivo ahora. Esto de la “Razón” me devora todo mi tiempo para ganar 500 francos, que sólo sirven para pagar mi cuarto. Creo que voy a dejarla, para lanzarme no sé adónde.
Xavier ha decidido volver a Madrid el miércoles 9 de Novbre. En vista de las reflexiones que usted le hace. Espera solamente su pensión de Stbre., para pagar sus deudas y para su pasaje a Madrid. Me dice que así le escribe ahora a usted, largamente. Yo cumplo siempre con sus instrucciones sobre la necesidad de encaminarlo por los caminos reales y vitales del mundo. De ello le hablo siempre, con todo cariño.
Guillermo me dice que le ha enviado los libros hace un mes o más. Qué se puede hacer con este hombre? Demandarle ante la justicia? Es, a lo que vemos, un buen bribón. Pero, naturalmente, no sé qué podemos hacer de él. Podría usted escribirle, amenazándole de enjuiciarlo, para ver si así cumple.

Espero sus líneas cuanto antes y le reitero mi cariñoso abrazo por el día 28.

Fraternalmente suyo.
César.
Nota: Carta manuscrita de César Vallejo a Pablo Abril de Vivero.

Que me paguen cuanto antes

(París, 2 de marzo de 1926)


Aprovecho la fina gentileza del señor doctor Juan Bustamente de la Fuente, para suplicar a usted me haga el favor de poder a su disposición el valor de mis crónicas publicadas hasta ahora en “Variedades”, que según creo, asciende a quinientos francos. El doctor Bustamante de la Fuente está autorizado para recoger ese dinero y enviármelo directamente a mí.


(París, 30 de octubre de 1926)


Vuelvo a permitirme suplicar a usted se sirva a enviarme el valor de mis crónicas ya publicadas en “variedades”. Le ruego hacerme este envío a la mayor brevedad, en un giro bancario sobre París.


(Moscú, 28 de octubre)


Por noticias que recibo del Sr. Ernesto La Rosa, mi apoderado para cobrar mis crónicas de “Variedades”, sé que la especial situación administrativa de la revista impide por el momento el pago de mi colaboración. Comprendo, me explico muy bien esta situación. Sin embargo, me permito suplicarle haga lo posible, de su parte, a fin de que me paguen cuanto antes.


(....................)

Nosotros, en frente de Europa

¿Solidaridad? ¿Comprensión? No existe nada de esto en Europa respecto a la América Latina. Nosotros, en frente de Europa, levantamos y ofrecemos un corazón abierto a todos los módulos del amor, y de Europa se nos responde con el silencio y con una sordez premeditada y torpe, cuando no con un insultante sentido de explotación.
Luego, se suceden los reclamos históricos pero, a todas luces, también muy personales. En suma, Europa finge ignorarnos porque nos teme y nos envidia. Aunque, dicho sea de paso, sí le permite a la vil ciertas licencias: Puede Europa desdeñar o ignorar a los africanos, a los australianos. ¿Pero a nosotros?.


Publicado en "El Norte" de Trujillo. Febrero de 1924.

El espíritu universitario

Por mucho que Jaurés quería convertir a la Universidad en exclusivo foco de deberes revolucionarios y centro de todos los liberalismos, el espíritu universitario ha sido y continúa siendo, sobre todo, un hogar de serenidad espiritual, que no hay que confundir con el anquilosamiento y un austero laboratorio de alta creación. En América, por el contrario, la Universidad ha descendido de su rol creador a la barricada lugareña y capitulera, con todas sus ruinas, su personalismo de charol y sus mesianismos de segunda mano. En Europa la Universidad crea silenciosamente, dejando el papel divulgador a otros factores sociales. En América, la Universidad tiende a reducirse a la ya famosa extensión universitaria o universidad popular, cuando ella no se circunscribe a la repetición en familia de la cultura europea. De allí que, mientras de la universidad europea sale la ciencia, la filosofía y todos los principios ideales y vivientes que rigen la existencia y el desarrollo del espíritu humano, de la universidad latinoamericana no salen más que divulgadores...Quien quiera trabajar sinceramente por los pueblos tendrá que convenir en que el más grave foco de mixtificación y obscurecimiento que existe actualmente en el Continente, es el espíritu universitario. En él se incubó ayer el plagio a la democracia europea y en él se está incubando ahora el plagio comunista. Hay que empezar por destruirlo de raíz, todas sus formas y manifestaciones.
París, agosto de 1927

3/11/07

La justicia no es función humana

La justicia no es función humana. No puede serlo. La justicia opora tácitamente, más adentro de todos los adentros, de los tribunales y de las prisiones. La justicia ¡oídlo bien, hombres de todas las latitudes! se ejerce en subterránea armonía, al otro lado de los sentidos, de los columpios cerebrales y de los mercados. ¡Aguzad mejor el corazón! La justicia pasa por debajo de toda superficie y detrás de todas las espaldas. Prestad más sutiles oídos a su fatal redoble, y percibiréis un platillo vigoroso y único que, a poderío de amor, se plasma en dos; su platillo vago e incierto, como es incierto y vago el paso del delito mismo o de lo que se llama delito por los hombres.

La justicia sólo así es infalible: cuando no ve a través de los tintóreos espejuelos de los jueces; cuando no está escrita en los códigos; cuando no ha menester de cárceles ni guardias.

La justicia, pues, no se ejerce, no puede ejercerse por los hombres, ni a los ojos de los hombres.Nadie es delincuente nunca.

O todos somos delincuentes siempre.

¿Qué ideas se formarán esos intelectuales burgueses?

¿Qué ideas se formarán esos intelectuales burgueses? Creen que la humanidad es su patria y las virtudes humanas están sólo en sus reyes y presidentes. Curioso debe ser su cerebro. Curioso serían analizar sus obras en relación con la realidad social, que no sólo está formada por la burguesía, sino, sobre todo, por el proletariado. Tienen sensibilidad clasista y sus ojos no ven sino su clase social y no la clase obrera.

25/9/07

Primaveral

¡Primavera estás aquí! Como un aliento
de Dios, que brilla, vuela... endulza y canta,
penetra al corazón y al pensamiento
y en la tierra y en el cielo se agiganta!

Excelsa juventud, ama con ella
y con su beso de luz sé un Prometeo,
y sube hasta arrancar de alguna estrella
el Edén Inmortal de tu deseo.

¡Oh juventud! La hermosa Primavera
su flor de fuerza y luz pone en tu pecho:
acoge a su perfume tu bandera
en tu lid por la Patria y el Derecho.

Escudo contra el golpe del destino:
contra el traidor escollo voz de alerta;
pulverizando vallas del camino,
te lleva el bien fecundo y gloria cierta.

¡Oh juventud! Sostén del Universo.
Rosas, amores, cánticos y aromas.
Volar de sueño a Dios, junto a mi verso,
cual millón de eucarísticas palomas...
Tuya es la creación. Tu pensamiento
hará en ella una más fuerte vida
que el fecundo calor del sentimiento
primavera eterna dará en seguida.

¿Qué podrá contra ti? Natura te ama,
y en ella está la fuerza creadora...
que hoy en las hondas venas se derrama
del hombre, el suelo, el pájaro y la flor.

Tú llevarás, oh heráldica amazona,
de victoria en victoria tu bandera,
mientras teja cada año corona
para tu augusta sien, la Primavera.

Juventud. Patria en flor... Trueno.
Armonía y suspiro,
Renovando tus ímpetus podrías
convertirte en un Dios... Si Dios no hubiera.



Ante una manifestación estudiantil, en la ciudad de Trujillo, Vallejo celebrando su grado de Bachiller en Humanidades el 22 de setiembre de 1915, con su tesis "El Romanticismo en la Poesia Castellana" en el que obtuvo nota 19, al día siguiente leyó su composición “Primaveral” desde un balcón con frente a la placita O’Donovan, como parte de homenaje al "Día de la Primavera y la Juventud"

El espíritu polémico

“Formas de la nueva conciencia. Contra el fatalismo y por la dialéctica de la voluntad. La tragedia como añagaza y como verdadero conflicto vital. Crítica de la historia pasada y de los hechos presentes. El mal espíritu y los cuerpos inferiores. Ocaso de la metafísica de Hegel. El valor del marxismo”.


Los tolerantes, los liberales, los eclécticos, no saben inquietarse de los malos fermentos de la historia. En su concepto, los malos fermentos sociales, si son, en verdad malos, salen, a la larga, derrotados por los buenos. El principio del mal, en las religiones como en los individuos, es por esencia, negativo y está condenado a un fracaso neCésario e ineludible. La lucha entre el bien y el mal, no es sino aparente o transitoria, puesto que las leyes naturales quieren siempre el triunfo del primero. La tragedia, para tales hombres, no pasa de ser una añagaza o, a lo sumo de un simulacro. Es, si se quiere, una maniobra de vacaciones de la naturaleza y del espíritu. En fin, lo que identifica mejor a todas las religiones, según este criterio, es un común sentimiento fatalista de la moral. Ni el cristianismo escapa de semejante optimismo fatalista, que constituye el fondo dialéctico de la fe en la victoria teológica del Bien. Pero esta posición, un tanto fría y estéril, como peligrosa y funesta, no es la de todos los hombres ni de todos los hombres ni de todas las épocas. Nuestro tiempo no es nada liberal ni eclecticista. Dentro del propio espíritu nuevo, creado, en gran parte, por el materialismo histórico, el sentido fatalista de Marx no logra ahogar totalmente nuestra inquietud ética. La dialéctica de Hegel, cuyo fatalismo subiste en la base filosófica de la ciencia revolucionaria de mar, es un humo que se aleja rápidamente de la nueva conciencia, dispersado por el viento de los acontecimientos modernos. Lo que del marxismo importa más a la humanidad, dice Eastman, no es lo que hay en él de vestigios metafísicos a la alemana, sino su fuerza estrictamente metafísica para enfocar la historia y para poner en nuestra manos una técnica realmente transformadora de la sociedad. Allí donde empieza la metafísica hegeliana, con su ecuación fatal de los contrarios, allí termina la influencia de mar en nuestra época y su poder creador del porvenir. El hombre verdaderamente nuevo está adquiriendo una conciencia rigurosa y libre de su voluntad, junto con un austero sentimiento de la responsabilidad humana ante la historia. De esta suma injerencia del hombre en la creación de la historia, que él no concibe fuera de los resortes libres de su voluntad, está proscrito todo fatalismo y todo determinismo. La lucha entre el bien y el mal, según este estado de espíritu, puede, siguiendo los casos ser favorable al primero o al segundo de los beligerantes. El principio del bien es o “puede ser”, a veces, positivo y, a veces, negativo, según que el hombre acierte o no a dirigir sus energías. La tragedia, en este caso, no es un simulacro, sino un grave conflicto de vida o muerte en la naturaleza y en el espíritu. Porque, según este criterio, todo es posible y en el proceso, vital del hombre y de la sociedad, caben todas las soluciones. El sentimiento revolucionario, creado por Marx, prueba precisamente que la historia está siempre en una balanza, cuyos platillos siguen un mecanismo, no ya secreto, misterioso o ajeno a la voluntad humana, sino entrañado a tales o cuales apatías o esfuerzos de los hombres.La facultad de discernir los malos elementos y torcidos manejos de una sociedad o de un movimiento de la historia, concuerda, pues, con el nuevo sentimiento de la vida. Es menester un control objetivo de las actividades ambientes y un franco espíritu polémico. Es necesario señalar lo que no anda derecho, porque esta falta de derechura “puede” influir nocivamente en la creación del porvenir. No se trata de una crítica de la historia pasada, sino de un control, de reacción viviente e inmediata, sobre la realidad y los hechos actuales.Tal es la explicación de las impugnaciones que me parece urgente y necesario hacer a los movimientos juveniles de América. He atacado y atacaré a los impostores de la revolución, a los inconscientes, a los farsantes, a los atolondrados, a los egoístas, a los retrógrados con máscara vanguardista, a los que comen y beben de un régimen y estado de cosas que ellos hacen gala en injuriar con fáciles chismes de politiqueros circunstanciales. He atacado y atacaré al mal espíritu, aunque se sientan heridos los cuerpos inferiores. Lo que en verdad sea puro, grande y esencialmente revolucionario en América, queda y quedará de pie, indemne de todo debate y de toda represalia. Yo tiro sobre lo que es susceptible de caer.

Crónica publicada por la revista “Mundial” de Lima, N° 438 del 2 de noviembre de 1928 (cat.1928:41)

Entrevista en España

¿Cuándo empieza todo?
“Todo empieza por el principio”.


¿Qué ama más de la plantas?
“Yo amo a las plantas por su raíz y no por la flor”.


¿Cuál es la diferencia entre el arte y la naturaleza?
“La naturaleza crea la eternidad de la sustancia. El arte la eternidad de la forma”.


¿Qué es la amargura?
“Mi amargura cae en jueves”.


¿Cuál es la diferencia entre un hombre y un animal?
“Al animal se le guía o se le empuja. Al hombre se le acompaña paralelamente”.


¿Qué es la revolución?
“Existen preguntas sin respuestas, que son el espíritu de la ciencia y el sentido común hecho inquietud. Existen respuestas sin preguntas, que son el espíritu del arte y la conciencia dialéctica”.


¿Qué ha producido la América de habla española?
“Cuanto de intelectual se ha producido en América con posterioridad a la colonización española, inclusive la poesía de Gabriela Mistral, no ofrece más que un mediocre interés para Europa. Toda la producción hispanoamericana, salvo Rubén Darío, el cósmico, se diferencia poco o casi nada de la producción exclusivamente española.
La versión que hay que hacer es de obras rigurosamente indoamericanas y precolombinas. Es allí donde los europeos podrán encontrar algún interés intelectual. Un interés, por cierto, mil veces más grande que el que pueda ofrecer nuestro pensamiento hispanoamericano. El folklore de América, en los aztecas como en los incas, posee inesperadas luces de revelación para la cultura europea. En artes plásticas, en medicina, en literatura, en ciencias sociales, en lingüística, en ciencias físicas y naturales, se puede verter inusitadas sugestiones, del todo distintas al espíritu europeo. En esas obras autóctonas sí tenemos personalidad y soberanía, y para traducirlas y hacerlas conocer no necesitamos jefes morales ni patrones”.

Nota: Entrevista dada a Antonio Ruiz Villaplana en 1937 ó 1938

18/8/07

Estos antecedentes y una dura experiencia...

Estos antecedentes y una dura experiencia, como obrero, había recogido en los diversos centros industriales por los que, para ganarse la vida, hubo pasado, encendieron en él un dolor y una cólera crecientes contra la injusticia de los hombres. Huanca sentía que en ese dolor y en esa cólera no entraban sus intereses personales sino en poca medida. Personalmente, él, Huanca, había sufrido muy raras veces los abusos de los de arriba. En cambio, los que él vio cometerse diariamente contra otros trabajadores y otros indios miserables, fueron inauditos e innumerables. Servando Huanca se dolía, pues, y radiaba, más por la solidaridad o, si se quiere, por humanidad, contra los mandones, autoridades o patrones, que por causa propia y personal.

Fragmento en "El Tungsteno"

10/8/07

Paco Yunque

Paco estaba también atolondrado porque en el campo no oyó nunca sonar tantas voces de personas a la vez. En el campo hablaba primero uno, después otro, después otro y después otro. A veces, oyó hablar hasta cuatro o cinco personas juntas. Era su padre, su madre, don José, el cojo Anselmo y la Tomasa. Eso no era ya voz de personas sino otro ruido, muy diferente. Y ahora sí que esto del colegio era una bulla fuerte, de muchos. Paco estaba asordado.

Fragmento de "Paco Yunque"

Caía el granizo...

Caía el granizo. Un pastorcillo fue a guarecerse con unas dos ovejas en el redil abandonado, y hacía reventar en las costillas del viento su honda. Dio unos gritos melancólicos en el abismo, donde las hierbosas quebradas rezumaban ya, y a sus gritos respondió el sereno peñasco majestuoso con el eco cavernoso y de encanto de la inconciencia inorgánica; eco invisible y opaco recocido, con que responde la piedra dura soberana a la cruda voz del Hombre; manera de espejo sonoro, en cuyo fondo impasible está escondida la simiente misteriosa e inmarchita de inesperadas imágenes y luces imprevistas...

Fragmento en "Favla Salvaje"

Carta a Miguel

Trujillo, 2 Mayo 1915


Sr. Manuel N. Vallejo
Santiago de Chuco

Mi querido hermanito:

Correspondiendo a la cartita tuya que vino dirigida a Nestitor; haciendo votos porque tu salud no sufra quebranto alguno, así como la de nuestros amados padres y hermanitos todos. Nosotros sin novedad.

Son las 2 de la mañana, hora en que he interrumpido mi labor en escribir mi tesis de Bachiller, para escribirte estas líneas. Estoy triste, y mi corazón se presta en esta hora a recordar con hondo pesar de ti, de la familia, de dulces horas de tierna hermandad y de alegres rondas en medio de la noche lluviosa. Estoy triste, muy triste! Hoy mi vida de estudio y meditación diaria, es qué distinta de la vida disipada de la sierra. Aquí mis horas son contadas, y me falta tiempo para vivir laborando por nuestro porvenir. Antes, ahí me levantaba a las once; hoy antes de las seis, cuando aún raya el día estoy en pie, en mi habitación solitaria, solito con mis libros y mis papeles. Y bajo la frente pensando que si es cierto que ya estoy en mi Santiago, en el seno de los míos, que ya todo eso pasó, pero volveré alguna tarde de enero caminito a mi tierra, mi querida tierra. Por eso, con esta esperanza trabajo con entusiasmo todo el día, y cansado, cansado, cuando la tarde cae otra vez me vuelve el recuerdo dorado de ti, de la familia, de tantas otras cosas dulces. Y me pongo triste, muy triste, hermano mío! Esta es mi vida.

Dame razón detallada de aquella vecinita pequeñita, de aquella criatura de color moreno y de talle delgadito de quien te conté que me obsequió un pañuelo. Cuídala, que hace, cuál es su conducta y si tal vez da oído a alguien. Y te ruego que siempre me hables de ella cuando me escribas, pues la recuerdo mucho y la sueño todas las noches; y por eso tal vez estoy triste.

Sabrás que estoy en San Juan, con un buen sueldo. Ya estoy arreglando todo aquello que dejé pendiente con algunos amigos de esa. Tú no te mortifiques por este lado.

Con las otras, tú desempéñate como siempre: lata y más lata.

Siempre que tú me contestes, yo quiero escribirte largo en todos los correos; y esperando por momentos ver tus letras, se despide tu hermano que te quiere y te extraña:

César


Dile a mi mamacita, papacito y mi Aguedita, que el miércoles les escribo. A mi mamacita le enviaremos su remesa el mismo día sin falta. Vale.

Indícale a mi hermano Víctor que hoy le escribe Nestitor y que yo le escribiré el miércoles. Vale.

Triunfa vanidad

¡Triunfa vanidad! ¡Tus dientes roedores!
Se ceban en el sacro manjar azul del cielo¡
¡Judaicas risas huecas! Tus copas de licores
no son copos de gloria! ¡Son úlceras del suelo!
Y son tus cristos siempre los tristes soñadores
¡Tu padre ha sido Sancho; Mercurio fue tu abuelo!
¡Si brillan en tus carnes metálicos sudores
es porque te dan lumbre las lágrimas del cielo!
Más tú eres necésaria. ¡Sin noche no hay aurora!
¡Tal un tropel de muros en donde triunfadora
cabalga una flamante melena de pendones!
Y en el cerebro inmenso que finge el Orbe alado
¡oh, vanidad, tus joyas agudas se han clavado
como una turba bíblica de ternos aguijones...!

16/7/07

El dolor de las cinco vocales

Vez
lo
que
es
pues
yo
ya
no.
La
cruz
da
luz
sin
fin

5/7/07

Es lo contrario de lo que quiero decir

Este mármol no es escultura
Y este cuadro no es pintura
Igual a:
Este señor no es un hombre
Ya está
Ya está
Se acabó.

Lomo de las Sagradas Escrituras

Sin haberlo advertido jamás, exceso por turismo
y sin agencias
de pecho en pecho hacia la madre unánime.
Hasta París ahora vengo a ser hijo. Escucha,
Hombre, en verdad te digo que eres el HIJO ETERNO
pues para ser hermano tus brazos son escasamente iguales
y tu malicia para ser padre, es mucha.
La talla de mi madre moviéndome por índole
de movimiento,
y poniéndome serio, me llega exactamente al corazón:
pesando cuanto cayera de vuelo con mis tristes abuelos,
mi madre me oye en diámetro callándose en altura.
Mi metro está midiendo ya dos metros
mis huesos concuerdan en género y en número
y el verbo encarnado habita entre nosotros
y el verbo encarnado habita, al hundirme en el baño,
un alto grado de perfección.

1/7/07

Ejecutoria del Arte Socialista

El poeta socialista no reduce su socialismo a los temas ni a la técnica del poema. No lo reduce a introducir palabras a la moda sobre economía, dialéctica o derecho marxista, a movilizar ideas y requisitorias políticas de factura u origen comunista, ni a adjetivizar los hechos del espíritu y de la naturaleza, con epítetos tomados de la revolución proletaria. El poeta socialista supone, de preferencia, una sensibilidad orgánica y tácitamente socialista. Sólo un hombre 'temperamentalmente' socialista, aquel cuya conducta pública y privada, cuya manera de ver una estrella, de comprender la rotación de un carro, de sentir un dolor, de hacer una operación aritmética, de levantar una piedra, de guardar silencio o de ajustar una amistad, son orgánicamente socialistas, sólo ese hombre puede crear un poema auténticamente socialista. Sólo ése PUEDE crear un poema socialista, en el que la preocupación esencial no radica precisamente en servir a un interés de partido a una contingencia clasista de la historia, sino en el que vive una vida personal y cotidianamente socialista (digo personal y no individual). En el poeta socialista, el poema no es, pues un trance espectacular provocado a voluntad y al servicio preconcebido de un credo o propaganda política, sino es una función natural y simplemente humana de la sensibilidad. El poeta socialista no ha de ser tal únicamente en el momento de escribir un poema, sino en todos sus actos, grandes y pequeños, internos y externos, conscientes y subconscientes y hasta cuando duerme y cuando se equivoca y cuando se traiciona voluntaria o involuntariamente y cuando se rectifica y cuando fracasa.


¿Añadir que el arte socialista vendrá después, existe ya o ha existido siempre?
¿Bach, Beethoven, las pirámides?

El caso Maiakovski

En una reunión de escritores bolcheviques, Kolvasieff me había dicho, en Leningrado:

No es Maiakovski, como se cree en el extranjero, el más grande poeta soviético, ni mucho menos. Maiakovski no pasa de un histrión de la hipérbole. Antes que él están Pasternak, Biedny, Sayanof y muchos otros...

Yo conocí la labor de Maiakovski, y mi opinión concordaba absolutamente con la de Kolvasieff. Y cuando, unos días después, hablé en Moscú con el autor de "150'000.000" la conversación que tuve con él confirmó para siempre la sentencia de Kolvasieff. No es, en realidad, Maiakovski el mejor poeta del soviet. Es solamente el más difundido. Si se leyese más a Pasternak, a Kaziin, Gastev, Sayanof, Viesimiensky, el nombre de Maiakovski perdería muchas ondas sonoras en el mundo.

Pero ¿por qué había de ser mi conversación con Maiakovski la clave definitiva de su obra? ¿Hasta qué punto puede una conversación definir el espíritu y, más aún, el valor estético de un artista? La respuesta, en este caso, depende del método de pensamiento crítico. Si partimos del método superrealista, freudiano, bergsoniano o de cualquier otro reaccionario, no podemos, basarnos en un simple diálogo con un artista para fijar la trascendencia de su obra. Según estos diversos métodos espiritualistas, el artista es un instinto, o, para expresarnos en léxico más ortodoxo, un intuitivo. Su obra, le sale natural, inconsciente, subconscientemente. Si se le pregunta lo que él opina del arte y de su arte, responderá, seguramente, banalidades y muchas veces, todo lo contrario de lo que hace y practica. Un genio, según esto, se desmiente, se contradice o pierde casi siempre en sus conversaciones. Atenerse a éstas, como fundamento crítico, resulta, por eso, falso, absurdo. Mas no sucede lo propio si partimos del método del materialismo histórico, caro precisamente a Maiakovski y a sus amigos comunistas. Marx no concibe la vida sino como una vasta experiencia científica, en la que nada es inconsciente ni ciego, sino reflexivo, consciente, técnico. El artista, según Marx, para que su obra repercuta dialécticamente en la historia, debe proceder con rigurosos método científico y en pleno conocimiento de sus medios. De aquí que no hay exegeta mejor de la obra de un poeta como el poeta mismo. Lo que él piensa y dice de su obra, es o debe ser más certero que cualquiera opinión extraña. Maiakovski, en las declaraciones que me hiciera, designó, pues, mejor que ningún crítico el sentido y monto verdaderos de su obra.

Maiakovski me hablaba con un acento visiblemente penoso y amargo. Contrariamente a lo que dicen de él todos sus críticos, Maiakovski sufría, en el fondo, una crisis moral aguda. La revolución le había llegado a mitad de su juventud, cuando las formas de espíritu estaban ya cuajadas y hasta consolidadas. El esfuerzo para voltearse de golpe y como un guante a la nueva vida, le quebró el espinazo y le hizo perder el centro de gravedad, convirtiéndole en un "désaxée", como a Essenin y a Sobol. Tal ha sido el destino de esta generación. Ella ha sufrido en plena aorta individual las consecuencias psíquicas de le revolución social. Situada entre la generación de Maiakovski, Essenin y Sobol se ha visto literalmente crucificada. Dentro de esta misma generación, el calvario ha sido mayor para quienes fueron tomados sorpresivamente por la revolución, para los desheredados de toda tradición o iniciación revolucionaria. La tragedia de transmutación psicológica personal ha sido entonces brutal, y de ella han logrado escapar solamente los indiferentes con máscara revolucionaria, los insensibles con "pose" bolchevique. Cuanto más sensible y cordial fuera el individuo para permearse en los acontecimientos sociales, más hondos han tenido que ser los transtornos de su ser personal, derivados de la convulsión política, y más exacerbado el "pathos" de su íntima e individual revisión de la historia. El juicio final ha sido entonces terrible, y el suicidio, material o moral, resultaba fatal, inevitable, como única solución de la tragedia. Al contrario, para los otros, para los insensibles, indiferentes "bolcheviques", fácil ha sido y nada arriesgado dar gritos "revolucionarios", ya que respecto de ellos la revolución se quedaba fuera, como fenómeno o espectáculo de Estado, y no llegaba a hacerse revolución personal, íntima, psicológica. No había entonces dificultad ni peligro en asociarse a la corriente de los otros. Esto ha hecho y hace la mayoría de los escritores de Rusia y otros países. ¿Qué escritores vayan hasta hacerse matar por la sagrada causa? ¿Y bien?... Ello no prueba nada. Muchos han sido los que se han hech matar más barato en la historia.

En el caso Maiakovski hay que distinguir, desde luego, dos aspectos: su vida y su obra. Después de su suicidio, la primera ha quedado redondeada como una de las expresiones individuales más grandes y puras del hecho colectivo. Sin duda, que el suicidio no ha sido más que el milésimo trance de una larga vía crucis moral del escritor, "déraciné" de la historia y poderosa voluntad de comprender y vivir plenamente las poderosas relaciones sociales. Esta lucha interior entre el pasado, que resiste, aún perdido todo punto de apoyo en el medio, y el presente, que exige una adaptación auténtica y fulminante, fue en Maiakovski larga, encarnizada, tremenda. En el fondo supervivía tenaz e irreductible la sensibilidad pequeña-burguesa, con el juego de todos sus valores fundamentales de vida, y solamente afuera bregaba el afán voluntarioso y viril de ahogar el ser profundo de la historia pasada, para reemplazarlo por el ser, igualmente profundo, de la historia nueva. El injerto de ésta sobre aquél fue imposible. En vano cambió, al día siguiente de la revolución, su chaleco futurista por la blusa del poeta bolchevique. En vano anduvo desde entonces declamando sus versículos soviéticos por calles y plazas, en las fábricas, en los campos, en las "izbas", en los sindicatos, en los cuarteles del ejército rojo... En vano buscó en las multitudes la sugestión necesaria para sovietizar su ánima, íntimamente "désaxée". Gigantesco de cuerpo, fuerte, con un acento robusto y acerado, re altavoz, recitaba: "Oh mi país!" Tú eres un bello adolescente. ¡Oh mi joven República! Tú te yergues y encabritas como una joven potranca. Nuestros impulsos van derechos al porvenir. Y a vosotras, patrias viejas, os vamos a dejar a cien kilómetros atrás. Salud a ti, ¡Oh mi país! que eres la juventud del mundo... "En vano, todo....En vano... La verdadera interior del poeta aherrojada en fórmulas postizas de un leninismo externo e inorgánico, seguía sufriendo silenciosamente y sintiendo todo lo contrario de lo que decían sus versos. Mientras Maiakovski continuaba confundiéndose en literatura con esa farándula de artista "revolucionarios", que aparentan serlo con la misma facilidad con que aparentarían ser valientes, mayores de edad o nocharniegos, la vida interior del poeta, en abierto desacuerdo con un arte que no la traducía, seguía pugnándose subterráneamente y debatiéndose en la agonía. Fue la ruptura trágica y desgarrada de todo sincronismo entre la obra y la vida del autor. Y ni poeta revolucionario ni poeta reaccionario salió de él. Su lucha interior neutralizó su sensibilidad y se expresión artística, totalmente. Maiakovski fue un mero literato, un simple versificador, un retórico hueco.

-Guerra a la metafísica- me decía en Moscú- Guerra al subconsciente y a la teoría según la cual el poeta canta como canta un pájaro...Guerra a la poesía apolítica, a la gramática, a la metáfora...El arte debe ser controlado por la razón... Debe siempre servir la propaganda política, y trabajar siempre con ideas preconcebidas y claras, y hasta debe desarrollarse en tesis como una teoría algebraica. La expresión debe ser directa, a boca de jarro...

¿Su poesía respondía a los enunciados? Evidentemente, sí. Sólo que la teoría de Maiakovski, sirvió para hacer de él un fabricante de versos "sur commande", fríos y muertos.

Las declaraciones de Maiakovski expresan la verdad sobre su obra en el sentido en que confirman el hecho de que ella responde a un arte basado en fórmulas y no en la sinceridad afectiva y personal.

Al sujetarse a un programa artístico, sacado del materialismo histórico, Maiakovski hizo tan sólo versos desprovistos de calor entrañable y sentido, suscitados por tracción exterior y mecánica, por calefacción artificial.

Maiakovski fue un espíritu representativo de su medio y de su época, pero no fue un poeta. Su vida fue, asimismo, grande por lo trágica, pero su arte fue declamatorio y nulo, por haber traicionado los trances auténticos y verdaderos de su vida.

América Latina

Ahí tenéis dos palabras que en Europa han sido y son explotadas por todos los arribismos concebibles: América Latina. He aquí un nombre que se lleva y se trae de uno a otra bulevar de París, de uno a otro museo, de una a otra revista tan meramente literaria como intermitente.
En nombre de América Latina consiguen hacerse ricos, conocidos y prestigiosos. América Latina sabe de discursos, versos, cuentos, exhibiciones cinemáticas, con música, pastas, refrescos y humores de domingo. En nombre de América Latina se merodea en torno a las oficinas europeas de explotación de humildades infatuables de América, en busca de difusión de un folckore y una arqueología que se trae para los cines a servir aprendidos apotegmas de sociología barata. En nombre de América Latina se juega el peligroso rol diplomático de oratoria, susceptible de ser engatusado, en banquetes y aniversarios, a favor de flamantes quimeras convencionales de la política europea.
Para todo esto se prestan estas dos palabras. De ellas sacan gran provecho personal todos aquellos que nada pueden hacer por cuenta propia, sino agarrándose al país de su procedencia y a antecedentes y referencias de familia.
Hasta Maurice Barrés, precisamente el Barrés del “culto del yo”, ha aprovechado de América Latina.

El soldado español que se hizo héroe...

El soldado español que se hizo héroe matando a varios moros. Después, herido en un hospital, cuando un general le condecoraba por su hazaña decía: “Yo no sé nada, no soy héroe ni nada,; me defendí y yo no sé más, etc. Antes bien, me duele haber matado, me horroriza. Soy débil y no odio a los hombres; qué héroe ni nada”. Estado curioso.

29/6/07

Muro Este

Esperaos. No atino ahora cómo empezar. Esperaos. Ya.

Apuntad aquí, donde apoyo la yema del dedo más largo de mi zurda.

No retrocedáis. No tengáis miedo. Apuntad no más ¡Ya!

Brrrrum...

Muy bien. Se baña ahora el proyectil en las aguas de las cuatro bombas que acaban de estallar dentro de mi pecho. El rebufo me quema. De pronto la sed aciagamente ensahara mi garganta y me devora las entrañas...

Mas he aquí que tres sonidos solos, bombardean a plena soberanía, los dos puertos con muelles de tres huesecillos que están siempre en un pelo ¡ay! de naufragar. Percibo esos sonidos trágicos y treses, bien distintamente, casi uno por uno.

El primero viene desde una rota y errante hebra del vello que decrece en la lengua de la noche.

El segundo sonido es un botón; está siempre revelándose, siempre en anunciación. Es un heraldo. Circula constantemente por una suave cadera de oboe, como de la mano de una cáscara de huevo. Tal siempre está asomado, y no puede transponer el último viento nunca.

Pues él está empezando en todo tiempo. Es un sonido de entera humanidad.

Y el último. El último vigila a toda precisión, altopado al remate de todos los vasos comunicantes. En este último golpe de armonía la sed desaparece. (ciérrase una de las ventanillas del acecho), cambia de valor en la sensación, es lo que no era, hasta alcanzar la llave contrario.

Y el proyectil que en la sangre de mi corazón destrozado cantaba y hacía palma, en vano ha forcejeado para darme la muerte.

- ¿Y bien?

- Con ésta son dos veces que firmo, señor escribano. ¿Es por duplicado?

El Espíritu Polémico

Los tolerantes, los liberales, los eclécticos, no saben inquietarse de los malos fermentos de la historia. En su concepto, los malos fermentos sociales, si son, en verdad malos, salen, a la larga, derrotados por los buenos. El principio del mal, en las religiones como en los individuos, es por esencia, negativo y está condenado a un fracaso necesario e ineludible. La lucha entre el bien y el mal, no es sino aparente o transitoria, puesto que las leyes naturales quieren siempre el triunfo del primero. La tragedia, para tales hombres, no pasa de ser una añagaza o, a lo sumo de un simulacro.Es, si se quiere, una maniobra de vacaciones de la naturaleza y del espíritu. En fin, lo que identifica mejor a todas las religiones, según este criterio, es un común sentimiento fatalista de la moral. Ni el cristianismo escapa de semejante optimismo fatalista, que constituye el fondo dialéctico de la fe en la victoria teológica del Bien. Pero esta posición, un tanto fría y estéril, como peligrosa y funesta, no es la de todos los hombres ni de todos los hombres ni de todas las épocas. Nuestro tiempo no es nada liberal ni eclecticista. Dentro del propio espíritu nuevo, creado, en gran parte, por el materialismo histórico, el sentido fatalista de Marx no logra ahogar totalmente nuestra inquietud ética. La dialéctica de Hegel, cuyo fatalismo subiste en la base filosófica de la ciencia revolucionaria de mar, es un humo que se aleja rápidamente de la nueva conciencia, dispersado por el viento de los acontecimientos modernos. Lo que del marxismo importa más a la humanidad, dice Eastman, no es lo que hay en él de vestigios metafísicos a la alemana, sino su fuerza estrictamente metafísica para enfocar la historia y para poner en nuestra manos una técnica realmente transformadora de la sociedad. Allí donde empieza la metafísica hegeliana, con su ecuación fatal de los contrarios, allí termina la influencia de mar en nuestra época y su poder creador del porvenir. El hombre verdaderamente nuevo está adquiriendo una conciencia rigurosa y libre de su voluntad, junto con un austero sentimiento de la responsabilidad humana ante la historia. De esta suma injerencia del hombre en la creación de la historia, que él no concibe fuera de los resortes libres de su voluntad, está proscrito todo fatalismo y todo determinismo. La lucha entre el bien y el mal, según este estado de espíritu, puede, siguiendo los casos seer favorable al primero o al segundo de los beligerantes. El principio del bien es o “puede ser”, a veces, positivo y, a veces, negativo, según que el hombre acierte o no a dirigir sus energías. La tragedia, en este caso, no es un simulacro, sino un grave conflicto de vida o muerte en la naturaleza y en el espíritu. Porque, según este criterio, todo es posible y en el proceso, vital del hombre y de la sociedad, caben todas las soluciones. El sentimiento revolucionario, creado por Marx, prueba precisamente que la historia está siempre en una balanza, cuyos platillos siguen un mecanismo, no ya secreto, misterioso o ajeno a la voluntad humana, sino entrañado a tales o cuales apatías o esfuerzos de los hombres. La facultad de discernir los malos elementos y torcidos manejos de una sociedad o de un movimiento de la historia, concuerda, pues, con el nuevo sentimiento de la vida. Es menester un control objetivo de las actividades ambientes y un franco espíritu polémico. Es neCésario señalar lo que no anda derecho, porque esta falta de derechura “puede” influir nocivamente en la creación del porvenir. No se trata de una crítica de la historia pasada, sino de un control, de reacción viviente e inmediata, sobre la realidad y los hechos actuales. Tal es la explicación de las impugnaciones que me parece urgente y neCésario hacer a los movimientos juveniles de América. He atacado y atacaré a los impostores de la revolución, a los inconscientes, a los farsantes, a los atolondrados, a los egoístas, a los retrógrados con máscara vanguardista, a los que comen y beben de un régimen y estado de cosas que ellos hacen gala en injuriar con fáciles chismes de politiqueros circunstanciales. He atacado y atacaré al mal espíritu, aunque se sientan heridos los cuerpos inferiores. Lo que en verdad sea puro, grande y esencialmente revolucionario en América, queda y quedará de pie, indemne de todo debate y de toda represalia. Yo tiro sobre lo que es susceptible de caer.

Nota: Crónica publicada por la revista “Mundial” de Lima, N° 438 del 2 de noviembre de 1928 (cat.1928:41)

Amalia de Isaura en Malva Loca

¡Y se arrojó de hinojos la enlutada!
Su gesto pecador arrepentido
Quebróse como lágrima estrellada
En un fresco temblor despavorido.
Y en cada rosa así sacrificada
Chisporroteó un crisal enrojecido;
¡y en su mano de luz transfiguraba
se ajaron muertas cúpulas de nido...!
¡La marcha funeral afuera llora
como un trémulo de hostias argentinas
que acuden a un copín azul de aurora!
¡Y el amor en la triste Magalena
a un vuelo musical de golondrinas
se bautizó de angustia nazarena...!

Trilce

Hay un lugar que yo me sé
en este mundo nada menos
adonde nunca llegaremos.

Donde, aún si nuestro pié
llegase a dar por un instante
será, en verdad, como no estarse.

En ese sitio que se ve
a cada rato en esta vida,
andando, andando de uno en fila.

Más acá de mí mismo y de
mi par de yemas, lo he entrevisto
siempre lejos de los destinos.

Ya podéis iros a pié
o a puro sentimiento en pelo,
que a él no arriban ni los sellos.

El horizonte color té
se muere por colonizarle
Para su gran Cualquiera Parte.

Mas el lugar que yo me sé,
en este mundo, nada menos
hombreado va con los reversos.

Cerrad aquella puerta que
está entreabierta en las entrañas
de ese espejo. - Está? No; su hermana.

No se puede cerrar. No se
puede llegar nunca aquel sitio
- do van en rama los pestillos.

Tal es el lugar que yo me sé.