18/8/07

Estos antecedentes y una dura experiencia...

Estos antecedentes y una dura experiencia, como obrero, había recogido en los diversos centros industriales por los que, para ganarse la vida, hubo pasado, encendieron en él un dolor y una cólera crecientes contra la injusticia de los hombres. Huanca sentía que en ese dolor y en esa cólera no entraban sus intereses personales sino en poca medida. Personalmente, él, Huanca, había sufrido muy raras veces los abusos de los de arriba. En cambio, los que él vio cometerse diariamente contra otros trabajadores y otros indios miserables, fueron inauditos e innumerables. Servando Huanca se dolía, pues, y radiaba, más por la solidaridad o, si se quiere, por humanidad, contra los mandones, autoridades o patrones, que por causa propia y personal.

Fragmento en "El Tungsteno"

10/8/07

Paco Yunque

Paco estaba también atolondrado porque en el campo no oyó nunca sonar tantas voces de personas a la vez. En el campo hablaba primero uno, después otro, después otro y después otro. A veces, oyó hablar hasta cuatro o cinco personas juntas. Era su padre, su madre, don José, el cojo Anselmo y la Tomasa. Eso no era ya voz de personas sino otro ruido, muy diferente. Y ahora sí que esto del colegio era una bulla fuerte, de muchos. Paco estaba asordado.

Fragmento de "Paco Yunque"

Caía el granizo...

Caía el granizo. Un pastorcillo fue a guarecerse con unas dos ovejas en el redil abandonado, y hacía reventar en las costillas del viento su honda. Dio unos gritos melancólicos en el abismo, donde las hierbosas quebradas rezumaban ya, y a sus gritos respondió el sereno peñasco majestuoso con el eco cavernoso y de encanto de la inconciencia inorgánica; eco invisible y opaco recocido, con que responde la piedra dura soberana a la cruda voz del Hombre; manera de espejo sonoro, en cuyo fondo impasible está escondida la simiente misteriosa e inmarchita de inesperadas imágenes y luces imprevistas...

Fragmento en "Favla Salvaje"

Carta a Miguel

Trujillo, 2 Mayo 1915


Sr. Manuel N. Vallejo
Santiago de Chuco

Mi querido hermanito:

Correspondiendo a la cartita tuya que vino dirigida a Nestitor; haciendo votos porque tu salud no sufra quebranto alguno, así como la de nuestros amados padres y hermanitos todos. Nosotros sin novedad.

Son las 2 de la mañana, hora en que he interrumpido mi labor en escribir mi tesis de Bachiller, para escribirte estas líneas. Estoy triste, y mi corazón se presta en esta hora a recordar con hondo pesar de ti, de la familia, de dulces horas de tierna hermandad y de alegres rondas en medio de la noche lluviosa. Estoy triste, muy triste! Hoy mi vida de estudio y meditación diaria, es qué distinta de la vida disipada de la sierra. Aquí mis horas son contadas, y me falta tiempo para vivir laborando por nuestro porvenir. Antes, ahí me levantaba a las once; hoy antes de las seis, cuando aún raya el día estoy en pie, en mi habitación solitaria, solito con mis libros y mis papeles. Y bajo la frente pensando que si es cierto que ya estoy en mi Santiago, en el seno de los míos, que ya todo eso pasó, pero volveré alguna tarde de enero caminito a mi tierra, mi querida tierra. Por eso, con esta esperanza trabajo con entusiasmo todo el día, y cansado, cansado, cuando la tarde cae otra vez me vuelve el recuerdo dorado de ti, de la familia, de tantas otras cosas dulces. Y me pongo triste, muy triste, hermano mío! Esta es mi vida.

Dame razón detallada de aquella vecinita pequeñita, de aquella criatura de color moreno y de talle delgadito de quien te conté que me obsequió un pañuelo. Cuídala, que hace, cuál es su conducta y si tal vez da oído a alguien. Y te ruego que siempre me hables de ella cuando me escribas, pues la recuerdo mucho y la sueño todas las noches; y por eso tal vez estoy triste.

Sabrás que estoy en San Juan, con un buen sueldo. Ya estoy arreglando todo aquello que dejé pendiente con algunos amigos de esa. Tú no te mortifiques por este lado.

Con las otras, tú desempéñate como siempre: lata y más lata.

Siempre que tú me contestes, yo quiero escribirte largo en todos los correos; y esperando por momentos ver tus letras, se despide tu hermano que te quiere y te extraña:

César


Dile a mi mamacita, papacito y mi Aguedita, que el miércoles les escribo. A mi mamacita le enviaremos su remesa el mismo día sin falta. Vale.

Indícale a mi hermano Víctor que hoy le escribe Nestitor y que yo le escribiré el miércoles. Vale.

Triunfa vanidad

¡Triunfa vanidad! ¡Tus dientes roedores!
Se ceban en el sacro manjar azul del cielo¡
¡Judaicas risas huecas! Tus copas de licores
no son copos de gloria! ¡Son úlceras del suelo!
Y son tus cristos siempre los tristes soñadores
¡Tu padre ha sido Sancho; Mercurio fue tu abuelo!
¡Si brillan en tus carnes metálicos sudores
es porque te dan lumbre las lágrimas del cielo!
Más tú eres necésaria. ¡Sin noche no hay aurora!
¡Tal un tropel de muros en donde triunfadora
cabalga una flamante melena de pendones!
Y en el cerebro inmenso que finge el Orbe alado
¡oh, vanidad, tus joyas agudas se han clavado
como una turba bíblica de ternos aguijones...!