29/11/11

Concurrencia capitalista y emulación socialista

¡Quién vuela más lejos! ¡Quién da mejores puñetazos! ¡Quién nada más! ¡Quién bate el record de velocidad, de duración, de altura, de peso, de resistencia, de intensidad! ¡Quién hace más dinero! ¡Quién danza más! Record de ayuno, de canto, de risa, de matrimonios, de divorcios, de asesinatos, etc.

Este es el criterio capitalista de todo progreso.

El espíritu de "match" y de "record" nos viene del taylorismo, por el deporte, y, lógicamente, ofrece los mismos vicios y contradicciones del sistema capitalista de la concurrencia en general. Ya nadie hace nada sin mirar al rival. El hombre se mueve por cotejo con el hombre. Es una justa, no va de fuerzas que se oponen francamente, que sería más noble y humano, sino de fuerzas que se comparan y rivalizan, que es necio, artificioso y antivital. El hombre no puede ya avanzar por su propia cuenta y mirando de frente, como lo quiere el orden paralelo y multitudinario de las cosas, sino que vive y se desenvuelve teniendo en cuenta el avance y la vida de su vecino, es decir, mirando individualmente el horizonte.

Muerto el capitalismo e instaurado el socialismo, el hombre cesará de vivir comparándose con los otros, para vencerlos. El hombre vivirá entonces, solidarizándose y, a lo sumo, refiriéndose emulativa y concéntricamente a los demás. No buscará batir ningún record. Buscará el triunfo libre y universal de la vida. Al régimen de la concurrencia capitalista, sucederá el régimen de la emulación socialista.

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